VER CONTESTACIÓN (I), (publicada
en la revista CARCABUEY del mes de abril en respuesta a un escrito anterior del
presidente local del PP de Carcabuey publicado en el número de marzo de la
misma revista).
CONTESTACIÓN (II), continuación…
Nos dice el presidente local del PP de
Carcabuey que hasta nosotros sabemos que sólo el equipo de su partido puede
sacarnos de la crisis.
Sobre eso, tenemos que decir que lo
único que sabemos es lo que vemos: que la actuación del Gobierno presidido por
Rajoy supone el mayor fraude democrático que se ha producido en lo que llevamos
de democracia, no ya por un mayor o menor incumplimiento de su programa, sino
porque su discurso de la etapa anterior es absolutamente irreconocible en su
acción de gobierno actual, porque la orientación de su política es
diametralmente opuesta a lo que decía que iba a hacer. Basta echar un vistazo a
sus promesas en cuanto a la reforma laboral, impuestos, creación de empleo…
Basta recordar la alarma con que reaccionaba el PP cuando en el año 2009 se
alcanzó la cifra de cuatro millones de parados o en el 2011 se rozaban los
cinco millones, calificando la situación como de emergencia nacional y haciendo
creer que la lucha contra el paro iba a ser el objetivo primordial de su futuro
gobierno. Pues bien, un año y pico después de tomar las riendas de la economía,
se ha sobrepasado ampliamente la de seis millones de desempleados y ya no quieren
ver este dramático presente, limitándose a hablar ahora de la herencia del
pasado y de fe ciega en el futuro.
“Que se hunda España que ya la
levantaremos nosotros”, “El PP es el partido de los trabajadores” –decían sus
dirigentes, haciendo creer a los españoles que estaban del lado del pueblo
llano en la salida que planteaban a la crisis. Fueron estos mensajes los que le
hicieron ganarse el apoyo de muchos
trabajadores que les creyeron y auparon al poder para encontrarse al día
siguiente con unas políticas dirigidas directamente contra ellos y contra los
servicios públicos más importantes con que contamos en el llamado Estado de
Bienestar.
Lo que hace este Gobierno es seguir las
políticas complacientes y sumisas con las imposiciones de la troika que lidera
la canciller alemana, cuyo objetivo no está siendo el de atender las necesidades
financieras de nuestra economía sino el de rescatar a los bancos para
garantizarse el cobro de la deuda que la banca española contrajo con los
prestamistas alemanes y de otros países, evitando que puedan perder una
inversión hecha de modo negligente y para dejarnos claro cómo entienden
verdaderamente los poderosos la economía de mercado: privatización de ganancias
y nacionalización de pérdidas, y que sean los fondos públicos los que salgan a
paso para tapar agujeros.
Un gobierno que rinde vasallaje a la política
de ajuste duro del déficit impuesta desde Bruselas, que está pesando como una losa sobre nuestra
economía al retraer la demanda interna, sumergiéndonos en la recesión y
retardando la salida de la crisis. Una crisis que están pagando con su sufrimiento
millones de parados y las familias de los sectores más débiles de nuestra
sociedad, a las que el PP decía defender.
Un
gobierno sin prisa alguna para sacarnos de esta crisis, cuyas reformas –que no
son más que recortes- lo que nos llevan es a una recomposición del orden social
en nuestro país para que cuando por fin la economía empiece a recuperarse, lo
que quede, sin marcha atrás, sea el empobrecimiento de la mayoría de la
población, el adelgazamiento de las clases medias y una situación laboral cada
vez de mayor sometimiento y precariedad, en beneficio de las minorías ligadas
al capital financiero y las grandes empresas. Eso es lo que nos parece de su
altura de miras para las próximas generaciones.
Y
sobre el gobierno andaluz, aunque de verdad fuera cierto que no hace nada,
“sólo esperar a que escampe” –tal y como se afirma en el escrito que contestamos-,
al menos lo haría tratando de poner a la gente a cubierto del aguacero, no
dejándola a la intemperie y marcando una línea de separación -aunque sea
parcial- sobre los recortes y privatizaciones que vemos producirse al norte de
Despeñaperros.
Además, las críticas que se le hacen
sitúan al autor del escrito en una posición poco democrática y poco andaluza,
por cuanto alimenta la imagen de “pedigüeños” y de “subvencionados” que se
difunde sobre los andaluces desde otras comunidades autónomas, cuando la realidad
es que no se ha zanjado adecuadamente la deuda pendiente del gobierno central
con Andalucía. Según se expone, parece como si Andalucía tuviera que inclinar
la cabeza por solicitar fondos comunes cuando es Madrid quien ha impuesto a los
demás las propias reglas del juego en las aportaciones de cada uno a la
reducción del déficit, perjudicando sensiblemente a nuestra comunidad por no
haber tenido en cuenta parámetros tan importantes como el de la población. Y
cuando, igualmente, Andalucía se ha visto perjudicada drásticamente en las
aportaciones del Estado como consecuencia de la aplicación del modelo de
financiación, del fondo de compensación interterritorial, y de la rebaja
sufrida en las transferencias finalistas de los Presupuestos Generales del Estado,
lo que nos ha hecho quedar en recursos/habitante muy por debajo de la media del
conjunto de las comunidades autónomas.
Pero si hay una afirmación sin pies ni
cabeza en el artículo al que contestamos esa es, por excelencia, la de decir
que políticas similares a las de IU son las que han llevado a España a la ruina
y a la quiebra.
Como si la crisis, que es global, no
tuviera nada que ver con el modo en que funciona el capitalismo, especialmente
con la desregulación de los mercados financieros, la economía de casino y la
fuga de capitales que ha propiciado el modelo neoliberal actualmente imperante.
Como si fuese IU la que apoya los dogmas neoliberales que han conseguido que la
economía se imponga a la política y a la democracia y que las grandes decisiones
se tomen por organismos no elegidos por los ciudadanos/as, como el FMI o el
Banco Mundial, limitando el poder de los gobiernos democráticos para tomar sus
propias decisiones.
Como si fuese IU -y no el PP y PSOE- la
responsable de la construcción de Europa que hoy tenemos,
que nos ata de pies y
manos para adoptar las medidas económicas que convengan a nuestro país en una
situación de crisis, y que permite, por ejemplo, que un banco a las 9:00 de la
mañana se le presten fondos públicos europeos a un bajo interés y que a las
9:01 los emplee en adquirir deuda soberana que España deberá pagar a un tanto
porciento muy superior, al no permitirse que los Estados puedan acceder
directamente a esos fondos que son públicos y que están sirviendo para aumentar
el beneficio privado mientras aumenta el déficit público.
Como si hubiese sido IU -y no el PP y el
PSOE- quien apoyó el tratado de Maastricht y la moneda única, del modo en que
se hizo, entre países de una economía tan dispar. Hoy son ya muchas las voces
críticas que se oyen al respecto ante la situación en la que nos encontramos,
despojados, entre otras cosas, de una herramienta como la del Banco de España
para -como están haciendo otros países fuera de la zona euro- llevar a cabo las
políticas monetarias que convinieran a nuestro país y no a la Alemania de Merkel, pero
en su momento la única voz
disonante fue la de IU que quedó sola y atacada por todos lados.
Y,
en fin, en lo que respecta a la especial
gravedad que presenta la crisis económica en España, tampoco fue IU, sino el
Gobierno de Aznar el que llevó a cabo la liberalización de suelo en el mercado
inmobiliario, causante de la gran burbuja en la que se basó nuestro crecimiento
económico durante una década y responsable, cuando explotó, de la gran debacle
bancaria y la paralización de la economía en la que nos hemos sumergido.
Tampoco
ha sido responsabilidad de IU, sino de algunos de los gobiernos autonómicos del
PP y PSOE, el enorme despilfarro en tantos proyectos faraónicos, como el puente
de Calatrava en Valencia, la Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela, o
de las millonarias inversiones en aeropuertos sin aviones, como el de Ciudad
Real o el de Castellón, entre otros muchos ejemplos.
Todo
esto, en cuanto a la crisis económica, en general, porque luego además está la
crisis que hemos de soportar todos los ciudadanos/as, al haberse aceptado de
modo sumiso, tanto por el PSOE como por el PP, ante las imposiciones de la UE, la
reforma express -y sin referendum- de la Constitución en 2011 a partir de la
cual se antepone como prioridad el pago de la deuda a cualquier otra necesidad
nacional.
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